THIS OLD HAMMER KILL JOHN HENRY

En el conservatorio, cuando tenía sobre unos 13 años, nuestro profesor de coro nos había puesto  una canción sobre un tal Jonh Henry y su martillo. Todo esto quedaría ahí si no fuera porque 9 años después, en un día cualquiera a una hora cualquiera, me encuentro con la historia tras esa canción…

Navegando por la red, concretamente en Maikelnai´s Blog, nos explican claro y resumido la leyenda popular Americana de un hombre llamado John Henry. Copio y pego:

Estados Unidos es una tierra rica en leyendas, las que trajeron de sus respectivos lugares de origen los inmigrantes, y las que nacieron en el propio país, conformando la identidad cultural de aquel crisol de nacionalidades. Entre estos últimos figuran la del leñador Paul Bunyan, la celebérrima historia del agricultor errante Juanito Manzana (John Appleseed) y la del gigante de la línea ferroviaria John Henry.

De este último voy a hablaros. La leyenda dice que este negro fortachón nació como esclavo en Missouri allá por 1840, y que tras la guerra civil, ya como hombre libre, trabajó en la línea ferroviaria que unía Chesapeake y Ohio. Nadie podía comparársele en destreza, fuerza y velocidad a la hora de tender raíles. Se decía de él que podía trabajar durante 24 horas perforando piedras con su maza y clavos de hierro.

El tendido de la vía avanzaba a buen ritmo gracias entre otras cosas al poderoso John, pero hete aquí que en medio de la planicie (más concretamente en Talcott, Virginia Occidental) los trabajadores se encontraron con un obstáculo: una gran montaña a la que llamaban Big Bend Mountain. Los propietarios de la empresa ferroviaria C&O Railroad, decidieron que era demasiado caro rodear la montaña, por lo que ordenaron a sus trabajadores que la perforaran.

Siempre según la leyenda, aquel trabajo costó la muerte a casi 1.000 trabajadores, y se tardaron 3 años en perforar las entrañas del coloso, pero Big John Henry logró avanzar 3,5 metros por turno de trabajo con la sola ayuda de sus poderosos músculos y su maza de 6 kilos.

Y sucedió que una tarde, un vendedor llegó hasta el campamento ofreciendo a los directivos de la compañía uno de los primeros martillos mecánicos del mercado. Según sus palabras, la producción de aquella máquina podía superar a la del más habil de los hombres.

Como cabía esperar aquello provocó la carcajada general. La disputa se solucionó con una carrera entre la máquina y John Henry. Este último con dos martillos de 10 kilos, uno en cada mano, logró perforar en 35 minutos más de 4 metros. Mientras que la máquina ni siquiera se acercó a 3.

Todo fueron vítores entre sus compañeros, que aclamaban el triunfo del hombre sobre la máquina. John Henry, exultante, alzó sus brazos y de pronto, los martillos cayeron al suelo. El esfuerzo había hecho estallar uno de los vasos sanguíneos del cerebro del gigante. John cayó muerto en el acto.

Mientras todos lloraban la muerte del mito, el ruidoso artilugio mecánico de vapor proseguía con su trabajo ajeno al drama.

Aquel estruendo era el sonido del progreso.

Leer esa historia después de tanto tiempo me dejó más que alucinado, de repente, aquella pequeña canción de hace 9 años tenía un valor mucho mayor en mis recuerdos. Además, es curioso cómo fácilmente podemos extrapolar esa historia de lucha contra el progreso a nuestros tiempos y cobra exactamente el mismo sentido de la original.

La canción la podemos encontrar de todas las formas versiones y colores, ya que es una historia muy famosa Americana:

THIS OLD HAMMER: CORO

THIS OLD HAMMER: JONNY CASH

JOHN HENRY: BRUCE SPRINGSTEEN

CORTO DISNEY: JOHN HENRY